jueves, septiembre 08, 2005

La Odisea (Edición 2005)


El día amaneció con síntomas preocupantes. No brillaba el sol, pero hacía mucho calor, lógico era el 22 de Agosto. Estaba consumiendo unas aburridas vacaciones y decidí que ese día enviaría el paquete. Total, diez minutos de paseo cuesta arriba hasta la oficina de correos, rellenar los formularios, pagar las tasas y listo. Solo que algo me hacía pensar en que aquello no iba a salir muy bien. Después de informarme de que papeles tenía que rellenar, volví al mostrador de entrega. Contrariamente a cuando entre en la oficina, totalmente vacía, ahora había una persona más. Era una mujer madura, de unos 55-60 años, vestida de más joven, con ese aspecto que tiene la gente rica, de inutilidad, de estupidez congénita, que me iba a hacer perder el tiempo. Estaba enfrascada en una absurda conversación sobre que remite iba a poner a su envío. Como se iba de vacaciones, quería asegurarse de que, en caso de que no recogieran el paquete, lo remitieran a la casa de su hermana.
-- Pues, ponga donde dice remitente, su nombre, y donde pone dirección, la de su hermana.¿Comprende?
-- ¿Mi nombre?
-- ¡Sí!
-- ¡Pero yo no vivo en casa de mi hermana Piluchi!
-- Pero si no recogen el paquete lo devolverán a la dirección de su hermana.
Este emocionante diálogo se prolongó unos minutos que me parecieron horas. La funcionaria de correos, que era de su quinta, demostraba paciencia. O le iba el rollo. ¡Vete tu a saber! Y yo sudando. Media hora en esa oficina recalentada, me estaba hartando. Por fin llegó mi turno. Un minuto escaso y se acabó.
--¿Cómo lo quiere, carta certificada o paquete postal?
-- Lo que sea mas rápido -- No había mucha diferencia de precio. Y en cinco días estaría entregado y yo habría cobrado la "pasta".
¡Que ingenuo! Han pasado 17 días y hoy me dice correos que ha sido entregado a su destinatario. El destinatario me aviso ayer que lo había recibido ya y que estaba en orden. Yo esperaba tener el giro con la pasta hoy mismo, pero no lo tengo. Misterio patente. Me he castigado a mi mismo a escribir en la pizarra 1.000 veces la frase:
No enviaré nada por correo. No enviaré nada por correo. No enviaré nada por correo. No enviaré nada por correo. No enviaré nada por correo. No enviaré nada por correo. No enviaré nada por correo. No enviaré nada por correo. No enviaré nada por correo. No enviaré nada por correo....
Porca miseria, mondo cane!