domingo, septiembre 11, 2005

....Para compensar

Por naturaleza, soy escéptico, pero en éste comentario, sí me parece evidente que la influencia del ser humano ha podido generar el desastre de Nueva Orleans. Pero no lo achaco al "supuesto" cambio climático. Esperamos que el clima se ajuste a los deseos de los habitantes del planeta; y eso no se puede hacer desde el mando a distancia de la "tele". No podemos controlar a nuestro antojo ése y otros fenómenos naturales. Por eso nuestro comportamiento no es más que una anécdota pasajera en éste planeta. No llevamos el suficiente tiempo habitándolo y, sin embargo, creemos que somos los dueños. Hasta ahora hemos sido, los humanos, como una infección bacteriana; y, de vez en cuando, la madre Naturaleza nos pega un tortazo para recordarnos quién manda. Mientras estoy escribiendo oigo en la radio que el tifón "nosequenombre", con vientos de fuerza 12, ha obligado a evacuar a 800.000 personas en China. Por si lo habíamos olvidado.

Artículo de José Manuel Calvo Extractado de EL PAIS 11-09-05

Un desafío temerario a la naturaleza

Las aguas del río Misisipi, del lago Pontchartrain y del golfo de México rodean Nueva Orleans. Debido a que buena parte de la ciudad está bajo el nivel del mar, ha dependido siempre de un amplísimo sistema de diques, canales y estaciones de bombeo para contener la amenaza de la que, voluntariamente, ha querido rodearse.

¿Por qué Nueva Orleans se construyó, en 1718, y se desarrolló después de manera imparable en esa depresión acuática situada en la huella de los huracanes que cada año descargan su devastadora potencia en el golfo de México?: Por razones económicas.

La intervención humana ha tenido éxito en líneas generales, porque desde 1927 las grandes inundaciones se han podido controlar. Pero domar a la naturaleza, aunque tiene recompensas, supone también riesgos: la disminución de los sedimentos en el delta, por la canalización y los diques, ha erosionado salvajemente el ecosistema de islas y pantanos que protegen la ciudad de los huracanes: las aguas saladas del golfo de México se comen la costa. Lo extraño no es que Katrina haya hecho saltar por los aires el frágil equilibrio de Nueva Orleans; lo extraño es que no haya ocurrido antes.

Esta catástrofe estaba pronosticada casi hasta los mínimos detalles. Shirley Laska, del Centro de Valoración, Respuesta y Tecnologías de Riesgos de la Universidad de Nueva Orleans, escribió hace un año una reflexión sobre lo que podría haber ocurrido en la ciudad si el huracán Iván no se hubiera desviado en el último momento hacia Alabama: "Habría habido una crecida de cinco o seis metros en el lago Pontchartrain (...) A causa de esta crecida se desbordarían los diques y el agua iría a parar a las partes bajas de la ciudad".

Klaus Jacob, un geofísico que enseña en la universidad de Columbia y que ha dicho en The Washington Post que es "el momento de nadar contra la corriente". "Algunos dicen que se pueden elevar y reforzar los diques para proteger a la ciudad, pero hay una desagradable realidad: cuando más altas las defensas, más fuertes serán las inundaciones que, inevitablemente, vendrán". No hay que hacer promesas vacías: "Cuatro metros bajo el nivel del mar con un hundimiento progresivo es inseguro. Ha llegado el momento de deconstruir constructivamente, no de reconstruir destructivamente".

Por ahora vale. Vamos a ver que hace Fernando Alonso en Spa Francorchamps (Bélgica).
¡Hasta luego!