martes, diciembre 20, 2005

Tranquilidad necesaria

Estaba totalmente enfrascado en mis trabajos, cuando me percaté, al mirar el reloj y ver que los trabajos estaban a la mitad, que eran la dos de la tarde, llevaba siete horas sin probar bocado, y, si esperaba a que terminaran los dos ordenadores, serían casi las cuatro y yo "sin éstos pelos". Determiné lo siguiente:
Dejé los equipos en "máquina desatendida" y me fuí a comer, "ligerito" que cierran a las tres. Empecé a comer con algo de prisa, al instante se me cerró el esófago, un eructo pugnaba por salir a la vez que estaba dirigiéndose al estómago una dosis normal de arroz a la cubana. Entonces se sentó a la mesa Joseba E. Yo respiraba bien, pero no podía regurgitar la comida, vomitarla, vamos. Al final, ganó el eructo. Pero lo he pasado mal, me he visto mal, estoy algo preocupado. Y es que, creo que no puedo mantener mi salud si me encuentro en un estado de tensión como el actual. Y aprovechando la situación, le he puesto las cosas claras a Joseba. El me ha dado pié a hacerlo. Estaba agobiado, con lágrimas en los ojos y no hacía más que preguntarme que tal estaba. Pues ahora ya lo sabe. ¿Servirá de algo? No confío en que sirva de mucho, pero creo que cuanta más gente sepa que me están haciendo mobbing. Pero, ¿Que dices? Vale, es la paranoia navideña, que me he contagiado, seguro. Con lo bien que estaba yo antes.