lunes, enero 02, 2006

Christmas revisited (I)

Hago ya un resumen festivo-navideño, porque si pasa algo malo, me rindo. No llego a comprenderlo del todo, porque yo comence mi andadura en solitario sin mucha necesidad de compañía, he pasado así los tres primeros años, en independencia, en el cuarto, su presencia ya pesaba mucho, y se añadió a la carga, la ruptura total con otra persona, que no viene al caso. Las anteriores navidades fueron menos malas, pero malas a fin de cuentas. Había algún contacto esporádico, y muy de vez en cuando una llamada. Recuerdo que desde Septiembre 2004 no nos vimos hasta bien entrado el 2005. Lejos de curar la herida de la ausencia, ésta no ha cicatrizado aún. No se puede decir que nos hemos visto en algun lugar tranquilo y pausado, como si fuera una cita (¡Que más quisiera yo!). Pero nos hemos visto varias veces, y aunque, breves instantes, son para mí, como un fuego que no quema pero marca. No es nada pasional, ni siquiera es el sentimiento que otros conocen como "amor". No encuentro, a excepción de su especial belleza (son mis ojos), nada compatible y sí un caracter arrollador, hiperactivo, incansable. Yo no podría seguir su ritmo, lo sé. Pero no puedo olvidarla. Otras veces he pasado por algo similar; incluso creo recordar que en una ocasión fué más poderoso ese sentimiento. Evidentemente yo era más joven. Y más recientemente me pasó con otra mujer con la que casi no llegué a cruzar palabra. Pero ella tenía, en cierto sentido, un mayor poder de subyugación. Casi no tuve tiempo de reaccionar cuando desapareció, casi tan bruscamente como llegó. Desde entonces no pensé que me volvería a pasar, pero la convivencia casi a diario, lo hizo posible. Había un cariño de compañeros, hablábamos mucho, poco a poco me acostumbre a su cercanía, a su presencia. Y sabía que no era para mí. Alguien ocupaba ese espacio. Y no cuidaba la hacienda (es una forma de hablar); tal vez, ingenuo de mi, yo paliaba esa carencia. Pero no era así, al menos hasta hace una semana. Y la he vuelto a ver en la distancia. No había pasado unas navidades peores en mi vida. ¡Hasta he llorado por amor!